A veces la vida te ofrece buenos regalos inesperados. En mi caso una de las últimas “causalidades” fue encontrarme por azar en Neftlix con la entrevista a Michelle Obama con motivo de su libro “Con luz propia”.
Michelle ejemplifica bien los frutos de las personas hechas a sí mismas y muy trabajadas interiormente, a partir de unos sólidos valores.
Una trayectoria difícil y en la que ha superado un triple obstáculo: ser mujer, negra y de clase humilde en la ultracompetitiva sociedad estadounidense.
Un camino plagado de adversidades y superación de numerosas creencias limitantes propias y ajenas y en el que se sintió muchas veces confusa y vulnerable. Sentimientos que comparte abiertamente para animarnos a crecer y no desviarnos de nuestra hoja de ruta personal
Consejos para avanzar hacia una mayor plenitud personal
Michelle reflexiona sobre retos complejos de nuestra sociedad actual como la desesperanza, la polarización o la creciente incertidumbre en la que vivimos inmersos.
Ante el desánimo su mejor consejo vital es enfocarnos en un propósito personal (Ikigai) que vaya más allá de nosotros mismos.
“Creo que cuando brillamos por los demás, podemos arrojar luz sobre el mundo que nos rodea; lo que nos permite acercarnos a nuestro propósito y esencia y multiplicar nuestro impacto colectivo”.
Un propósito que no se logra sin esfuerzo y sin aprender a transformar nuestra ira en impacto positivo. “Odio mi aspecto a todas horas” reconocía en una entrevista. En ella también afrontaba su “síndrome de la impostora” con grandes reflexiones: “Las mujeres necesitamos aprender a querernos tal cual somos. En ocasiones he pensado que no era lo suficientemente buena y no merecía el éxito que he logrado con gran esfuerzo”.
Su enfoque sobre polarización es contundente. Más allá de ideologías políticas ella se enfoca en su propósito. Por ello evitar la natural tentación que podría tener de ser la primera Presidenta de Estados Unidos: “Nunca me dedicaré a la política porque si tomara esa decisión no sería creíble en mi intención de ayudar también a los niños republicanos”.
Ante la incertidumbre recomienda humildad, reconocer nuestras dudas, afrontar la ansiedad, positivizar nuestra mirada con pequeños detalles o buscar ayuda en personas que nos quieren. Actitudes saludables e inteligentes para avanzar en un mundo con más preguntas que respuestas.
Escucharla me ha recordado que la credibilidad, la vulnerabilidad y la empatía pueden combinarse con un carácter fuerte y una sana autoexigencia. Factores esenciales para construir un liderazgo de servicio a los demás y lograr colectivamente progresos relevantes. Maravillosas palancas para animarnos a explorar nuevas fronteras y afrontar la pereza, el cansancio, la desilusión o nuestras creencias limitantes.
¿Cuidas tu propia luz? ¿Cómo afrontas los factores internos o externos que pueden apagarla?
Te animo a hacerte periódicamente estas preguntas poderosas. Cuestionarnos sobre por qué y para qué estamos vivos y si somos fieles a nuestra “leyenda personal” como escribe Paulo Coelho.
Para mantener ese valioso fuego interior es fundamental cuidar nuestro equilibrio a todos los niveles (físico, emocional, espiritual…), combinando autoexigencia y autocompasión, con el fin de vivir más plenamente e inspirar a los demás.
La clave es aprender a proteger tu llama sin esconder tu luz” afirma Michelle.
Confiemos en nuestras capacidades y trabajamos duro para hacerlas realidad, para convertir nuestros sueños en realidades, para transformar imposibles en posibles.
David Reyero Trapiello – Senior HR Business Partner – Sanofi Iberia
Twitter: @davidreyero73 / Linkedin: linkedin.com/in/davidreyerotrapiello/
Marta Reyes Suárez dice
Que buen post Javier, da para una reflexión profunda sin duda. Un abrazo
Nacho dice
Muy interesantes los extractos de la entrevista, procuraré verla, y tus reflexiones siempre acertadas.
Eso intento, brillar por los demás. Ese es mi Ikigai.
Me ha encantado lo de combinar autoexigencia con autocompasión.
Gracias y un abrazo.
Gabriel Ginebra dice
El alma de los que han llegado arriba de todo sin olvidar su origen