El término “ascensor social” es una forma de referirse a la movilidad vertical, el cambio de una clase social a otra. Un factor clave y muy saludable para cualquier sociedad ya que si funciona adecuadamente aumenta la igualdad de oportunidades, reduce la pobreza y potencia la cohesión social. Actualmente, y por buenas razones, en muchas sociedades se ha extendido la creencia de que el ascensor está gravemente estropeado. Una sensación amarga de que todo es “demasiado difícil” y que quizás no merece la pena para las personas con bajos ingresos tener afán de superación personal ni aspirar a una vida más próspera.
“El ascensor social no funciona en España” es un mantra bastante extendido.
Este análisis preocupante ha sido ampliamente recogido por diversos medios e instituciones.
Según “El Economista” el 70% de jóvenes españoles de hoy creen que vivirán peor que sus padres.
La igualdad de oportunidades se hunde y detiene el ascensor social, según este artículo basado en un reciente informe de la Hacienda pública española.
El informe de la OCDE “¿Un ascensor social roto?» refleja deterioro y diferencias que se agravan entre países. Ej. en los países nórdicos se necesitan sólo de 2-3 generaciones y, sin embargo, en las economías emergentes, 9 o más (ver gráfico).
Fuente OCDE
Razones para ser optimista
Mi visión matiza esta creencia tan pesimista. La vida se conjuga en primera persona del singular y no en grandes números.
Como bien dice Tony Robbins: “son nuestras decisiones y no nuestras condiciones las que determinan nuestro destino” y su vida dura y exitosa es una prueba de mejora personal, basada en el esfuerzo y la resiliencia.
Como ejemplo, a pesar de tantas adversidades, en los últimos 25 años más de 1.250 millones de personas han salido de la pobreza extrema.
No minimizo las evidentes dificultades, pero creo que sigue habiendo oportunidades para las personas con determinación. Y dudo que hoy progresar sea más difícil que en las generaciones de las posguerras. No me parece que nuestros abuelos lo tuvieran más sencillo que nosotros para superar la masiva escasez de aquella época.
En este mundo VUCA y post-pandémico sigo creyendo que siguen vigentes ingredientes clásicos que a ellos y ellas les permitieron avanzar: talento, humildad, “hambre de progreso”, apertura, curiosidad….
Es cierto que hoy posiblemente se hayan extremado fuerzas contrapuestas: riesgos evidentes de exclusión (desigualdad económica, globalización, competitividad extrema, automatización y desaparición de trabajos …) y, a la vez, oportunidades exponenciales derivadas de la “democratización” del conocimiento y la tecnología y la extensión del Estado del Bienestar, con foco claro en salud y educación.
En este contexto será clave que gestionemos con inteligencia y valentía estos riesgos de polarización mercado laboral.
Ascensor social y fortaleza mental: una experiencia personal
Cuando escucho “no hay futuro y no merece la pena esforzarse” recuerdo una vivencia personal.
En un viaje a Sudáfrica me llamó la atención cómo cientos de niños menores de 10 años andaban cada día más de 10 kilómetros para ir al colegio. Solos, a oscuras, caminando por una carretera rural desde las 5 de la mañana. Con ilusión, buena cara, “hambre” de aprendizajes y transformando sus grandes dificultades en oportunidades y esperanza.
No sé si hoy nuestros hijos y jóvenes del primer mundo tiene hoy este espíritu de superación y sacrificio. Quizás algunos la hemos ido perdiendo con tantas comodidades y cierto desequilibrio entre derechos y obligaciones. Progresar requiere en muchos casos una “motivación maratoniana” indica Vicente Del Bosque.
Hoy los países nórdicos nos demuestran que es posible gestionar con acierto el ascensor social y millones de personas en todo el mundo ejemplifican cada día que es posible progresar, más allá de su edad, formación o nivel económico de partida.
Juguemos a ganar, fomentemos el “hambre de progreso”, la educación continua y la determinación, sin descuidar unas necesarias políticas sociales gestionadas con rigor y sentido común. Creo que estos ingredientes nos ayudarán a sanar progresivamente un ascensor social que hoy parece gravemente enfermo. Todos/as nos jugamos mucho en este complejo reto colectivo.
Artículo publicado en Factor Humano Diciembre 2023
David Reyero Trapiello – Senior HR Business Partner – Sanofi Iberia
Twitter: @davidreyero73 / Linkedin: linkedin.com/in/davidreyerotrapiello/
Ignacio Utrera dice
Buenísimo. Cada párrafo. Gracias x la energía que irradias. Es contagiosa 🙂💪🏼🌍
Eduard Castro Morlans dice
Te felicito David.
El artículo es bueno , y tu intención apoyada en tu experiencia,profesional, da sensación de solidez; sin embargo, la idea de que las nuevas generaciones viví irán peor que sus padres es irrefutable. Mira, en nuestras generaciones ha sido así porqué se partía de una situación española. Europea o mundial, incluso, muy deteriorada por razones históricas o guerra. Ahora el mundo occidental de un lado ha tocado techo y de otro, el otro mundo está emergiendo y todo se está complicando mucho, por eso las nuevas generaciones lo ven todo negro.
En conclusión, para mi la visión de la situación geopolitica es lo que no deja tener esperanzas.
Un Abrazo. Eduard.
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D. Reyero dice
Eduard, Gracias por tu mensaje. Yo lo veo diferente. Creo que con un buen autoconocimiento, esfuerzo y pasión hoy hay más oportunidades que nunca. La prueba es que gran parte de los emprendedores de éxito provienen de clases humildes según diversos estudios. Un abrazo.
Eduard Viladiu dice
Buen articulo David,
comparto tu vision positiva, creo que es esencial serlo. Tambien estoy de acuerdo con que los valores que sirvieron en el pasado tambien son aplicables en el presente, y lo seran en el futuro.
No obstante, el esfuerzo que se le pide a las generaciones presentes ha cambiado mucho de aquel que se nos pedia a nosotros, sobretodo a nivel de deslocalizacion.
Para triunfar y progresar en tu campo de especializacion es casi, por no decir «totalmente», obligatorio salir de este pais estancado, y eso, me parece a mi que no era asi en el pasado, aunque yo mismo he tenido que viajar y vivir en varios paises y algun continente por motivos profesionales.
Entiendo que no todo el mundo esta preparado mentalmente para asumir esa «obligatoriedad».
No es facil deslocalizarse aunque muchos lo hayamos hecho y lo veamos normal.
El «talento» no deberia depender de lo valiente que sea uno para tomar decisiones que a veces pueden ser muy dolorosas, segun el caracter y temperamento de cada uno.