“Siempre hay dos opciones en la vida: decir que el mundo no tiene remedio y no hacer nada o luchar por mejorarlo”, afirmaba la actriz Hilary Swank.
La primera nos lleva a un mundo cómodo, tranquilo, de inercias, donde vamos viviendo el día a día sin hacernos grandes preguntas ni preocuparnos demasiado por progresar individual o colectivamente.
Yo prefiero la segunda, una elección vital probablemente más difícil, ingrata y sin éxito asegurado. Una forma de vivir con más preguntas que respuestas y donde afrontamos las excusas que nos roban nuestro poder personal y nos limitan nuestra grandeza esencial.
Excusas hay muchas y tienen una base real en una mayoría de casos: no tengo tiempo, no tengo dinero, a mi edad eso ya no es posible, no tengo la formación adecuada, eso es muy arriesgado… Maneras muy humanas y comprensibles de no mirar a la cara a nuestra vida y comprometernos con nuestras ilusiones y decisiones.
“Tu vida cambia el momento en que tomas una decisión nueva, congruente y comprometida”, explica sabiamente el gran Tonny Robbins en sus conferencias.
Madurez personal, generosidad, compromiso y altruismo son la otra cara de la pereza y las excusas, además de elementos clave a potenciar de nuestra personalidad. Todos tenemos luces y sombras, el reto es activar nuestra parte luminosa y pedir apoyo a los demás con humildad en nuestros días malos.
Las excusas nos tiran hacia abajo, las ilusiones y nuestra resiliencia nos elevan hacia nuestra mejor versión. Generan una onda expansiva positiva y un buen ejemplo en los demás. Depende de nosotros cómo avanzar, ya que cualquier transformación personal es una puerta que se abre desde dentro.
Disciplina positiva
Hoy se habla mucho en educación y desarrollo personal de la “disciplina positiva”, una filosofía educativa que aboga por el crecimiento personal. En enfoque donde se equilibran derechos y obligaciones y donde se ponen límites para un desarrollo sano.
La disciplina es clave para reflexionar y vivir conforme al legado que queremos dejar. Es el motor para avanzar en la dificultad, para crecer en la incomodidad, para comprometernos con nuestras decisiones, siendo flexibles en nuestro enfoque y así adaptarnos a los cambios frecuentes.
Las excusas nos despersonalizan y nos convierten en pequeños. La autorresponsabilidad y la pasión nos revitalizan, aumentan nuestra fortaleza personal y nos engrandecen.
Busquemos inspiración y razones para potenciar nuestra autoconfianza y motivación con nuestros proyectos vitales, juguemos a ganar en el partido de nuestra vida.
Artículo publicado en Do Better by Esade 4 de Octubre de 2023
David Reyero Trapiello – Senior HR Business Partner – Sanofi Iberia
Twitter: @davidreyero73 / Linkedin: linkedin.com/in/davidreyerotrapiello/
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