¿Por qué algunos profesionales son capaces de influir en entornos complejos y otros no? ¿Qué mentalidad y habilidades les distinguen? El secreto se llama ‘Executive Presence’ (presencia ejecutiva), un conjunto de habilidades que diferencian a quienes son capaces de inspirar profundo respeto, confianza e influencia en contextos profesionales muy exigentes.
Este concepto esencial del liderazgo se popularizó en 2014 con el libro Executive Presence de Sylvia Ann Hewlett. Esta obra la define con brillantez como “la capacidad de proyectar credibilidad, serenidad e influencia para movilizar equipos y tomar decisiones complejas, con independencia del nivel jerárquico”.
La Executive Presence se apoya en tres palancas principales: gravitas (calma y credibilidad bajo presión), comunicación de alto impacto (claridad y síntesis) y credibilidad (coherencia entre palabras y hechos), siendo la gravitas el elemento fundamental en entornos de transformación y escrutinio público.
¿Por qué es importante la Executive Presence?
La Executive Presence (EP) influye directamente en la percepción de competencia, el acceso a oportunidades y la capacidad de movilizar a la acción en momentos críticos. La EP es un aspecto fundamental del éxito directivo ya que permite comunicar con claridad en la incertidumbre, construir confianza con stakeholders y alinear equipos alrededor de una visión inspiradora y compartida. Como afirma con buen criterio Andrés Raya la presencia ejecutiva es el vínculo entre mérito y éxito.
Gravitas profesional: el corazón de la Executive Presence
Varios elementos definen la gravitas profesional, concepto acuñado en la Antigua Roma como aspecto fundamental de un buen ciudadano.
- Serenidad ante la presión y toma de decisiones con seriedad: implica mantener la calma y compostura en situaciones desafiantes y actuar siempre desde la responsabilidad y el rigor moral.
- Confianza en las propias capacidades: proyectar seguridad en uno mismo sin caer en la arrogancia, generando credibilidad y respeto en el entorno profesional.
- Juicio acertado y capacidad de discernimiento: tomar decisiones fundamentadas en la experiencia y el conocimiento, mostrando un criterio sólido incluso ante la incertidumbre.
- Integridad y coherencia ética: actuar con principios y consistencia entre lo que se dice y lo que se hace, lo que inspira confianza en los demás.
- Autenticidad, autoconfianza y autocontrol: ser genuino, controlar las emociones y entender las de los demás, lo que permite influir de manera positiva y ser percibido como un verdadero/a líder.
Cómo llevar la Executive Presence a la práctica diaria
La Executive Presence no es solo una cualidad percibida, sino una herramienta de impacto estratégico que se manifiesta en la forma en la que los líderes actúan, deciden y conectan con los demás. Su verdadero valor radica en cómo se traduce en comportamientos concretos y consistentes en el día a día. Cinco aspectos a tener presente cuando hablamos de Executive Presence en el día a día son:
- Presencia en la toma de decisiones. Un directivo con EP no solo decide, sino que transmite confianza en el proceso. Explica los criterios de forma clara, escucha perspectivas diversas y genera compromiso colectivo, incluso cuando la decisión final es compleja o impopular.
- Impacto en la cultura organizativa. La EP no es solo individual, también tiene un efecto multiplicador. Líderes con fuerte presencia ejecutiva fomentan entornos de seguridad psicológica, donde la gente se atreve a innovar, a cuestionar y a aportar. La forma en que un líder se comunica bajo presión marca la pauta cultural para toda la organización.
- Liderar en la era digital y del cambio constante. En un entorno caracterizado por la volatilidad y la sobreexposición pública, la EP se convierte en un activo imprescindible. No basta con tener expertise técnico: es la capacidad de proyectar serenidad, visión y humanidad lo que distingue a quienes logran movilizar a grandes colectivos.
- Desarrollo continuo y sostenibilidad personal. La presencia ejecutiva no surge de manera espontánea, sino que se cultiva. Se fortalece a través de:
- Autoconciencia: reflexionar sobre cómo somos percibidos y qué impacto generamos.
- Práctica deliberada: entrenar la comunicación y la gestión de la presión en escenarios reales.
- Gestión de la energía personal: cuidar descanso, bienestar y foco para poder sostener la gravitas en el largo plazo.
- Una competencia decisiva en la proyección profesional. Las organizaciones de hoy buscan líderes capaces de inspirar, dar dirección y construir confianza en la incertidumbre. El dominio de la EP marca la diferencia entre un buen profesional y un referente capaz de influir más allá de su rol formal.
En definitiva, la Executive Presence es mucho más que una cualidad intangible: es un activo estratégico para liderar con credibilidad y éxito en el entorno actual. Su entrenamiento constante permite a los líderes convertir cada interacción en una oportunidad de reforzar su impacto personal y colectivo. Ojalá este artículo te ayude a entrenar y fortalecer tu Executive Presence para aflorar tu mejor versión.
Artículo publicado en Do Better by Esade 16 de Septiembre de 2025
David Reyero Trapiello – Senior HR Business Partner – Sanofi Iberia
Twitter: @davidreyero73 / Linkedin: linkedin.com/in/davidreyerotrapiello/
Manuel Clavel – Founding Partner Talengo
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